Estudiar los exponentes del arte moderno es la mejor manera de comprender esta corriente artística. Es por ello que hemos preparado una lista de tres representantes que revolucionaron la mentalidad de su tiempo. Además te damos algunas pistas para que formes un criterio estético a la hora de valorar sus obras.
En breve, mencionaremos algunos exponentes del arte moderno europeo por el impacto que generó su obra y el valor de ellas.
Criterios estéticos del arte moderno europeo
Aunque vamos a tratar con detalle algunos exponentes del arte moderno, es necesario precisar los criterios que atraviesan esta época. A continuación, mencionamos el esquema estético de la artística moderna:
- Subjetivismo: los pintores modernos expresan sus pensamientos y emociones en las obras. Cada elemento se encuentra supeditado a lo que el autor desea representar. Se abandona la convención para dar espacio a la subjetividad.
- Experimentación: las técnicas del pasado se desechan para crear unas nuevas. La modernidad es una apuesta constante por la innovación y la creatividad del artista. Esto da origen a resultados pictóricos diferenciados de la tradición.
- Rechazo del naturalismo: los modernos fueron los primeros en entender que el arte no está obligado a ser una viva imagen de las cosas en la realidad. Las obras eran el reflejo del mundo interior del autor.
- Predominio del color: existe una predilección por el color mientras que se deja a un lado el dibujo académico. Los artistas se encuentran más motivados a descubrir las posibilidades en el uso de los colores directamente en el lienzo.
Édouart Manet
Para entender el arte moderno europeo es necesario pasar por la obra de Édouard Manet, un pintor incomprendido en su época. A pesar de que fue rechazado por la sociedad, este artista inició una revolución en el ámbito pictórico. La audacia de su pincel perduraría en las siguientes generaciones de pintores.
En 1863 el pintor expuso un cuadro que causó furor en el Salón Oficial de París. Esta pintura titulada El almuerzo en la hierba fue desterrada del lugar debido a su falta de ortodoxia en la técnica.
Paradójicamente, Manet es reconocido como el precursor del impresionismo a partir de la polémica que suscitó su producción artística después de esta obra. La propuesta de dicha corriente se fundamentaba en estudiar cómo el ojo humano percibía las formas externas bajo diversas condiciones lumínicas.
Con esta premisa Manet descubrió que, hasta el momento, el arte había plasmado objetos inverosímiles. Defendió que las personas no son capaces de percibir el mundo con el nivel de detalle representado en los cuadros tradicionales.
Los impresionistas tomaron consciencia de que el enfoque ocular carece de nitidez. Lo que logramos visualizar es una mezcla de colores que se combinan a nuestra vista. Es por esto que Manet dió un salto fuera del estudio del pintor. Su finalidad era obtener un registro natural de los objetos al aire libre.
Vincent Van Gogh
Las enseñanzas de Manet influyeron en uno de los grandes exponentes del arte moderno: Vincent Van Gogh. Sin embargo, no es considerado un impresionista. Su producción tiene unas características muy particulares derivadas de la asimilación del puntillismo de Seruat y de las estampas japonesas que tanto le gustaban.
Era un hombre de origen humilde, autodidacta, que vació su tormento interior a través del arte pictórico. Pintó durante diez años acosado por períodos de lucidez y locura, entre los cuales quedaron los cuadros más memorables de la cultura moderna como La noche estrellada y Los girasoles.
La técnica de Vincent Van Gogh versaba sobre pinceladas aisladas y puntos de color puro como sus antecesores. Pero, no lo hacía para imitar la mirada humana sino para expresar su propia desazón mental.
Examinando sus cuadros desde cerca, es posible apreciar el exceso de pintura en cada uno de sus trazos fuertes y desordenados. Las pinceladas en las obras de Van Gogh comunican emociones desbordadas durante sus lapsos de éxtasis profundo.
Van Gogh no pintaba la naturaleza, representaba lo que sentía para que otros pudieran revivir las mismas emociones. Nos comunica un estado espiritual. De esta manera, una noche estrellada puede convertirse en una vorágine interior de la cual somos testigos.
Edvard Munch
Aunque Van Gogh no se identificó con ningún movimiento del arte moderno, sus influencias estéticas calaron en otros artistas. El primero en llevar su propuesta al siguiente nivel de intensidad fue Edvard Munch. Un pintor noruego que plantó la semilla para el desarrollo del expresionismo alemán.
Es uno de los exponentes del arte moderno que más incomodó a la sociedad de su época pues su pretensión estética era exaltar el lado menos agradable de la vida. El miedo, la angustia y la pobreza eran algunos de sus tópicos predilectos.
El arte se había dedicado durante siglos a la belleza. Munch consagró su obra a desnudar la existencia humana que todos querían ignorar. Puso el foco en las penas de mayor dimensión presentes en el corazón humano.
Munch afirmó abiertamente que su finalidad era diseccionar almas. Esto se puede apreciar en su obra insigne: El grito. En esta litografía es evidente cómo el autor quiere mostrar la transformación del paisaje bajo el dominio de emociones angustiosas.
En el primer plano aparece una figura humana deformada por la desesperación. El centro de la composición es una cabeza cadavérica que grita mientras una pareja camina pacíficamente. Pero, lo que vemos es el mundo de la inquietud, el otro plano de la realidad que la sociedad no desea mirar.
Conclusión
La elección de estos tres exponentes del arte moderno tiene la finalidad de mostrar cómo expresiones tan disímiles responden a un mismo panorama histórico. Sin duda, la eliminación del mecenazgo en el arte provocó un desborde de creatividad. En la modernidad se descubrió que el arte y la belleza son categorías distintas.
El nuevo orden en donde el autor es el rey propuso una mirada que dejó de ser frontal. La vista del hombre se posó sobre lo oculto, entró a las llagas de la sociedad. Los artistas se volvieron a sí mismos para entender lo humano.
